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Más allá de las cifras: el análisis del resultado (y III)

In Libros, McCain, Obama, Palin on noviembre 16, 2008 at 11:47 am

A partir del 1 de diciembre seguiremos en http://rillotinspanish.com

Las razones de Palin

En la entrevista con Matt Lauer de la NBC, que citaba en una entrada anterior, la propia Gobernadora Palin enumera las razones por las que cree que fueron derrotados en las elecciones del 4 de noviembre. Escuchen, y lean su respuesta a la pregunta sobre si se esperaba una derrota por tanto margen:

PALIN: Pensé que [el resultado] sería más ajustado. Pero claro, dando un paso atrás y siendo capaz de considerar por qué ha sido el margen tan grande como ha sido, pues- tiene sentido.

No conseguimos el voto hispano, y era muy significativo.

Y cuando se considera que gastaron tremendamente más que nosotros, tiene sentido por eso también, que, quizás, el margen fuese más grande de lo que esperamos.

Y luego basta el sentimiento de rechazo al gobierno vigente, realmente, que se extendía a través del país, y nuestra candidatura que representaba a los vigentes …

Realmente no – no es tanta sorpresa, después de todo, que el margen sea tan grande como ha sido.

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Y al final de la entrevista añade otra razón:

LAUER: Hay quien mantuvo que era usted la mejor cosa que alguna nunca le pasó a la campaña de John McCain, o, la semana pasada, algunas personas han dicho que usted le costó la elección.

PALIN: Bien, personalmente pienso que el colapso económico tuvo mucho más que ver con un esfuerzo de campaña fracasado que mí.

Atención al primer motivo que menciona la Gobernadora, y que a Allahpundit en HotAir también le parece significativo: el voto hispano.

Por si acaso no quedase claro, Palin repite lo mismo en la entrevista que dio dos días después a Wolf Blitzer en The Situation Room en la CNN.

No conseguimos el voto hispano, esto realmente dolió; gastaron tremendamente más que nosotros debido por supuesto a que Obama tomó financiación privada, mientras que John McCain se atuvo a su promesa de sólo tomar financiación pública para la campaña, gastaron enormemente más; Barack Obama hizo una gran campaña, tenía una organización muy fuerte. Hay tantos motivos que no voy a mirar hacia atrás otra vez y señalar solo al Presidente Bush y a la administración en cuanto a por qué nuestra candidatura no venció.

Sigo sin entender por qué se asume esta caricatura absurda de la Gobernadora Palin como una extremista. Palin fue la primera candidata Republicana en mucho tiempo trató el asunto de la inmigración. En su entrevista con Univisión recuerdo que ya dejó claro que aunque no favorecía la amnistía general sin condiciones, indicó que era absurdo echar a los inmigrantes ilegales (13 millones) que ya estaban en el país, y que había que buscar un camino para … ¡darles la ciudadanía!. Sí, Palin movilizó a la base Republicana. Sí, Palin defiende en general unos valores conservadores más clásicos que modernos. Pero al menos dos cosas son importantes, y creo que estas dos entrevistas con Lauer y Greta las demuestran:

  • Sus creencias son muy firmes, pero no busca imponerlas. A mí me impresiona que alguien que ha sido presentado como el símbolo de la intolerancia hable de encontrar lazos comunes con las personas favorables al aborto, y con las feministas, como hizo Palin.
  • Y sus creencias no son del todo las de la base Republicana, que, por ejemplo, es tremendamente anti-inmigración.

No deseo adelantarme a una próxima entrada, pero la Gobernadora Palin, con sus carencias, que las tiene, es un ejemplo de ese nuevo político Conservador con férreos principios pero pragmático, que tiene esa habilidad que no puede venir de un carácter intolerante para ser capaz de entender las posiciones contrarias y, sobre todo, de separar las creencias de la política. O, como en otros momentos he comentado, es una actriz excelente y lleva engañando a todos sus votantes y a sus recientes partidarios con habilidad desusada.

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Y las mías

La pongo al final, porque al fin y al cabo no soy más que un tipo que opina a 10.000 kilómetros de distancia.

He dicho varias veces en este blog que McCain era el candidato Republicano menos malo. No era el mejor: era el único que no era tan polémico como para provocar el rechazo de alguno de los grandes grupos dentro del partido, pero no suscitaba el entusiasmo de nadie. Repito: de nadie.

Sé que cuesta creerlo. Pero es así. Ésta es la historia abreviada de cómo llegó a ser nominado John Mccain, bien contada por Justin Webb en el ya citado libro «Have a Nice Day»:

La historia reciente del Partido Republicano es un ejemplo perfecto del puro vigor de la política americana. … En primer lugar, estaban dominados por Cristianos con agendas sociales, y en segundo lugar, parecían ser el partido que iba a gobernar durante décadas. … De hecho, durante los primeros días de la Presidencia Bush, algunos en la izquierda mostraron abiertamente su preocupación sobre si América estaba a las puertas de un gobierno religioso. … Incluso en las presidenciales de 2008, el independiente pero bastante exitoso Republicano y potencial candidato presidencial Mike Huckabee sugirió que la constitución debería alterarse para reflejar las enseñanzas de la Biblia. …

Y entonces todo fue mal. Y no por casualidad. En parte por razones religiosas [el caso Terri Schiavo], pero en parte también porque el propio partido Republicano rechazaba ser secuestrado – incluso por Dios, y retomó el control de su futuro. … El resultado fue el fracaso de cada uno de los candidatos apropiadamente financiados por la derecha religiosa en llegar a las finales presidenciales del partido Republicano en 2007. No solo perdieron la oportunidad de que su favorito fuese elegido candidato, es que ni siquiera consiguieron meter ni uno en la lucha inicial. … El partido ya había avanzado. La gente … se concentraba en otras cosas – con Iraq a finales de 2007, y después con el colapso de la economía y el mercado de la vivienda.

Así que una campaña presidencial que prácticamente había sido abandonada -el jet privado había desaparecido y muchos miembros del equipo de campaña despedidos al mismo tiempo- eventualmente resurgió, y John McCain se convirtió en el candidato Republicano. … Él sabía que el partido Republicano de 2008 se había dividido en todas direcciones. No había ni un solo bloque de miembros del partido con la fuerza para imponer ortodoxia alguna sobre ningún candidato. Algunos tipos religiosos se fueron con Mike Huckabee, pero muchos pensaban que era un peligroso izquierdista (como gobernador de Arkansas había subido los impuestos y no aprobaba los salarios pagados en Wall Street), y optaron a cambio por el suave pero casi extraordinariamente poca fiable .. Mitt Romney. Otros conservadores partidarios de la «Seguridad Nacional» suspiraban por el recio mando de Rudy Giuliani … mientras que los conservadores económicos jugaban (y dieron millones) con el chiflado congresista tejano Ron Paul, que prometía abolir la educación pública y terminar la guerra de Iraq. Era un lío. ¿Y dice ue no había opciones? Tonterías. … No se trataba de manifiestos. No se trataba de programa. Se trataba de Carácter, y cuando se piensa en las decisiones que un Presidente tiene que tomar y la distancia que hay entre su elección en las Primarias y llegar a hacer algo en realidad (normalmente un año más o menos), parece tener todo el sentido. Sí, las opiniones de los candidatos sobre los asuntos corrientes importan, pero no tanto como sus posibles opiniones sobre sucesos futuros probables e improbables. …

John McCain era independiente – estaba libre de vínculos con George Bush y con su propio partido. Era un hombre dispuesto a considerar el Plan B si el Plan B era sensato. Era intelectualmente flexible – probablemente no hubiese iniciado la Guerra de Iraq, y ciertamente no la habría librado den la forma en que se libraba- y los Republicanos contrarios a la guerra parecían entender esto, apreciarlo, y confiar en que un hombre que apoyaba una guerra la terminaría si resultaba que eso era lo correcto. …

Así que los «seguidores robóticos» no aparecieron por ninguna parte en la carrera Republicana de 2008. Un partido que valora la lealtad y no se arrastra a la hora de apoyar a un candidato victorioso estaba roto en pedazos por los errores de su pasado reciente, y se reconstruyó desde la base hacia arriba.

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Partiendo de esto, lo que McCain necesitaba no era movilizar al voto demócrata moderado: ése vendría por defecto si conseguía movilizar al voto republicano. ¿Por qué? Porque los «moderados» lo son no en cuestiones sociales y de valores, sino en cuestiones de programa y políticas. Es difícil que un republicano deje de votar a un candidato republicano porque éste sea no crea que hay que ilegalizar el aborto. Sí es fácil que deje de votarle si dice que la solución fantástica para el colapso financiero es un plan de rescate pagado por todos los contribuyentes. O si dice que la mejor estrategia para enfrentarse a Irán es tratar de comprender los agravios que pueda Ahmadinejad tener. Lo que tenía que hacer McCain es toma los puntos programáticos de los conservadores fiscales. Era la economía, estúpido.

Desde mi punto de vista, por supuesto limitado, Sarah Palin, con su escasísima experiencia y salvando las distancias, tenía más solidez en su discurso económico que McCain. Pero la Gobernadora de Alaska no puede ser quien de la respuesta a los votantes tras el colapso del 15 de septiembre. Y la respuesta de McCain fue perversamente ridícula. Perversamente, porque el destino fue perverso: su reacción más propia de un joven irreflexivo (¡me voy a Washington!) vino en el momento justo en que, por primera vez en la campaña llevaba una ventaja sostenida durante quince días en las encuestas.

Así que el primer motivo, clarísimo, y creo que hasta para la propia campaña de McCain, fue el inmenso error de no tener un programa económico articulado durante la campaña, en vez de ese monstruo que multiplicada el déficit para conseguir resultados peores que los de Obama, y no ser capaz de presentarse como un Comandante en Jefe de la Economía cuando no ya los estadounidenses, sino el mundo entero, buscaban tranquilidad.

El segundo, y también importante, fue el dinero. Me sorprende -bueno, no, no me sorprende- que se le hay perdonado a Obama el saltarse la financiación pública de campaña. No es raro oír quejas en Europa sobre lo que cuestan las campañas electorales. Esta ha sido la más cara de la historia, porque Barack Obama decidió saltarse el mecanismo implantado para limitar el gasto electoral: la financiación pública, por la cual los candidatos renuncian a la donaciones privadas y hacen campaña con dinero asignado por el gobierno federal. El propósito de esta financiación, además de limitar el gasto, era evitar la influencia que el dinero de intereses especiales (grandes empresas, donaciones privadas de grupos de interés, …) pudiesen tener sobre los candidatos. Por cierto, se acusaba a los republicanos de no estar interesados en este sistema precisamente porque eran «el partido del dinero» apoyado por las grandes corporaciones. El caso es que desde que existe este mecanismo ningún candidato lo ha rechazado, y todos, repito, todos los candidatos aceptaron acogerse a él este año. Hasta el mes de junio, cuando Barack Obama cambió de opinión y decidió renunciar a él y contar con financiación privada, cuando ya tenía su organización de recaudación en marcha y vería los buenos resultados. La consecuencia: Obama ha recaudado unos 650 millones de dólares, McCain solo contaba con 84 millones de fondos federales. La campaña de McCain contó además con el gasto que el Partido Republicano abordó por su cuenta, no como campaña de McCain, por un total de 275 millones, así que McCain tuvo en total unos 360 millones para gastar, un 44.6% menos que McCain. McCain no podía permitirse anuncios de media hora en las cadenas principales de televisión. McCain no podía permitirse anuncios en estados donde Obama tenía poco margen. Lo que es más, tuvo que ver cómo en estados teóricamente Republicanos Obama podía permitirse el lujo de gastar muchísimo más que él, abriendo centros de información, de búsqueda del voto, … Las descripciones de The Economist eran bastante desmoralizadoras.

El tercer motivo de peso es la herencia Bush. El bueno de George W. Bush -como a Jimmy Carter no le atribuyo maldad alguna – ha conseguido que no vuelva a haber ataques terroristas en Estados Unidos desde 2001 con un coste desorbitado. No me refiero a las colas en los aeropuertos. Me refiero a hacer saltar por los aires aspectos de programa eminentemente republicano tales como la responsabilidad fiscal o el menor intervencionismo. Me refiero a una estrategia en política exterior audaz, plenamente minada por una táctica y puesta en operación desastrosa, basadas en cierto temor a hacer realidad la estrategia y a la incapacidad de contar con el apoyo firme de parte de occidente (aunque esto no creo que sea culpa de Bush, sino de esa parte moribunda de occidente que es la Europa continental). Solamente los republicanos más conservadores sociales y religiosos pueden tener afecto sincero por Bush: es el único grupo al que no ha desencantado. Y estos no son suficientes para sostener a un nuevo candidato republicano. Habría sido casi imposible para cualquier candidato superar esta herencia. Lo sorprendente es que a pesar de esto McCain haya conseguido tantos votos.

El cuarto motivo desde mi punto de vista es parecido al que acusa a McCain de no ser un verdadero republicano, pero con matices. Yo lo veo así. McCain se situó como el candidato moderado, y mantuvo una estrategia de campaña floja, errática y cobarde, en el sentido de que no se atrevía a atacar a Obama por miedo a parecer demasiado agresivo, demasiado radical, o demasiado derechista. Su temor a utilizar las relaciones poco recomendables de Obama como asunto de campaña desmostraron una prudencia ridícula que ni siquiera Hillary Clinton mantuvo durante las primarias. ¿Cuál era la diferencia entre Obama y McCain en cuanto a programa? No mucha, tal y como la contaba McCain, excepto en Política Exterior. ¿Cuál era la diferencia en valores? No estaba claro, porque McCain no se pronunciaba mucho sobre ello. ¿Cuál era la diferencia en la propia persona del candidato? McCain pregonó sus virtudes personales, pero jamás las contrastó con las de Obama, hasta que fue demasiado tarde, y entonces parecieron ataques a la desesperada y le hicieron parecer a él como un candidato muy negativo. Por lo tanto, ¿qué había de mejor en McCain que en Obama? McCain fue en 2007 el candidato que prefería perder unas elecciones a perder una guerra. Pasó a ser el candidato que decía no saber mucho de economía y que proponía políticas económicas que disparaban el déficit. Luego se transformó en el candidato que tenía más experiencia. Luego se transformó en el candidato que decía «¡Yo no soy George Bush!» … ¿A quién votaban los estadounidenses de todos estos McCain? Toda su campaña se redujo al final a su persona: se le debía votar porque era un hombre íntegro que había dado todo por su país. Una apuesta muy arriesgada, que no consiguió convencer a la base republicana que le veía con recelo, y que no atrajo a los moderados demócratas que buscaban políticas fiscales conservadoras. Y, por cierto, ni mencionó la responsabilidad de los gobiernos y congresos Demócratas en la actual crisis financiera. ¿Qué demonios hacías, McCain?

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Viñeta de 4-Block World

Y un aspecto menor, pero también influyente, relacionado con la estrategia de campaña. Estoy de acuerdo con que elegir a Sarah Palin echó por tierra el argumento de la «experiencia», con la inestimable colaboración de los medios. En uno de sus bandazos de comunicación, McCain pasó a ser el candidato de la experiencia frente al inexperto Obama. Claramente no había pensado todavía en la Gobernadora de Alaska como compañera de candidatura. ¿Con qué base podía atacar a Obama con este argumento desde la elección de Palin? A pesar de lo cual tengo que repetir: el argumento podía sostenerse recordando que Palin era la más inexperta de los cuatro candidatos … pero es que el segundo más inexperto es Obama. Y él se presentaba a Presidente, ella no. En un análisis de riesgos, Obama se lleva la palma: es la opción más arriesgada en cuanto experiencia. Pero, en fin, mezclemos estos cambios de mensaje de McCain con la elección de Palin, y, en efecto, como dicen los estadounidenses, se disparó en su propio pie y destrozó uno de los razonamientos contra Obama. (Aún así, ya saben que pienso que Palin fue la mejor elección que pudo hacer y que contribuyó a que McCain no fuese literalmente arrasado por Obama en voto popular). 

El quinto motivo, por supuesto, fue el sesgo de los medios a favor de Obama. No creo, ni de lejos, que este sesgo suponga un 15% de los votos, como declaraba Evan Thomas, de Newsweek, en una discusión similar en las elecciones de 2004. Sí creo que la mayoría de la prensa eligió a un candidato desde el principio, y no le dio muchas oportunidades al otro. En mi opinión, la credibilidad de muchos medios tradicionales está por los suelos. Vuelvo a insistir: la red va a ser la fuente de información a partir de ahora para muchos ciudadanos. Al final, en ella está la información más limpia, separada de la opinión (estadísticas, organismos oficiales o privados, informes contrastables, …). Y la opinión en la red también es más transparente. Nadie va a leer los blogs de DailyKos buscando alabanzas a los Republicanos. Ni nadie espera ver a Ann Coulter diciendo maravillas de Obama. Las posiciones están más claras. En estas elecciones se ha visto cómo los medios no solo apoyado, sino protegido a su candidato favorito, negándose a investigar aspectos polémicos de su pasado y su historial como político, para desesperación, en primer lugar, de la propia Hillary Clinton en las primarias.

Conclusión

Bonita campaña. He disfrutado muchísimo siguiéndola y escribiendo sobre ella. McCain era un gran candidato, pero se presentaba en el momento y en el año equivocado. Ya no estamos en los tiempos de las campañas de imagen y persona. Hoy el propio FDR lo tendría más complicado. Ganó quien mejor campaña hizo. Perdió quien no supo qué contar a sus votantes.

Y ahora el partido Republicano está … como hace un año: roto en facciones y con un futuro incierto. Es el momento del cambio. Y les aseguro que llegará, y que el Partido Republicano sorprenderá por su reacción. Está otra vez roto en pedazos. Y se reconstruirá otra vez desde abajo.

La prudencia necesaria

In Libros, McCain, Obama on noviembre 4, 2008 at 11:43 am

Hoy es el día. Cuatro de noviembre de 2008. Salvo que las encuestas se equivoquen y los bloguistas y opinadores conservadores hayan apostado con la cabeza y no con el corazón, mañana a esta horas ya sabremos que Obama es el nuevo presidente de los Estados Unidos. Bueno, y salvo que la votación esté tan apretada en algunos estados que tarden días en asignar los votos electorales.

Recuerdo de la ignorancia que crean la distancia y la fascinación

Carlos Herrera, que no tiene un pelo de tonto, decía esta mañana en su programa de radio que sí, que todas las encuestas dan ganador a Obama, pero que anda que no se iba a reír si al final ganaba McCain. Herrera, tiene usted razón: una cosa es el voto popular nacional, que es el que miden las encuestas, y otra el voto estado por estado, que es el que determina a quién van los votos electorales de ese estado. Y las encuestas en los estados en que la ventaja es menor de un 10% hacia uno de los candidatos se están estrechando mucho, pero que mucho, en los estados en que lideraba Obama. Obama puede ganar en voto popular por tres o cuatro puntos, y perder la Presidencia.

Y también decía que Obama … Obama sí, muy bonito, muy atrayente, pero que no sabía a ciencia cierta qué había detrás si rascabas un poquito. Pues para saberlo, que se dé una vuelta por este blog.

Lucía Méndez, en la tertulia, le respondía que, reconociéndose «fascinada» por el fenómeno Obama, lo mejor que podía hace era leerse los dos libros de Obama. Y que en esos libros se veía a una persona con «amplia base jurídica» (menos mal, para algo ha estudiado Derecho).

Admirado Herrera, no pierda el tiempo: leer dos libros de Obama es como leer los discursos de Fidel Castro. Aburrido, y una pérdida de tiempo. Léase mejor, por ejemplo, «My Early Life», las memorias de juventud de Churchill, que sigue siendo uno de los mejores libros del político británico, sigue enganchando desde las dos primeras frases:

¿Cuándo empieza uno a recordar por primera vez? ¿Cuándo las luces ondulantes y las sombras de la conciencia que amanece dejan su huella en la mente de un niño?

Creánme, aprenderán mucho más, disfrutarán mucho más, y leerán a un clásico, y no una colección de lugares comunes y simplezas. Sí, lo reconozco, si Sarah Palin hubiese escrito unas memorias, yo las habría leído. Pero dudo que las hubiese recomendado ni como lectura, ni como fuente para «conocer que hay detrás» del rostro público de la autora.

Recuerdo de la prudencia que dan la experiencia y la cercanía

Carlos Herrera sí advertía una cosa: no se esperen grandes cambios en los Estados Unidos si gana Obama. La imagen que nos hemos creado los Europeos de un Obama que va a refundar la democracia más antigua del planeta es errónea. Y tiene razón.

Justin Webb, Editor para la BBC en Norte América, inglés que lleva varios años viviendo con su familia en Washington y recorriéndose el país, acaba de publicar un librito my recomendable para todos los afectados del virus del antiamericanismo. El libro se titula «Have a Nice Day. Behind de clichés: giving America another chance» («Que tenga un buen día. Más allá de los estereotipos: dándole otra oportunidad a América»), y es una pequeña joyita. Dice en la introducción:

Ha habido momentos duros para quienes quieren dibujar una pintura de América como la tierra de la oportunidad a cara descubierta, una tierra que respeta los derechos y los logros de otras tierras, tiene un sano interés en ellos, y lidera el mundo para hacer la vida para todos más cómoda, más productiva, y más divertida.

Peor bajo el nuevo presidente y sus sucesores eso es exactamente lo que puede ser América. Y quiero convencerles de que eso es lo que América siempre a sido, de corazón y de espíritu.

La elección de 2008 representa un cambio inmenso. Incluso si aquellos que esperan un giro de 180 grados en política exterior se llevan una decepción, no hay duda de que las prioridades y preocupaciones de muchos americanos serán muy diferentes en la edad post-Bush. Pero los antiamericanos que creen que han ganado, que América va a ver ahora el error en su camino y se va a volver más europea, están a las puertas de varios años difíciles. Como dicen en América, «¡Que tengan suerte!»

A pesar de nosotros mismos, y a pesar de todas las pruebas, seguimos esperando que los americanos entren en razón y tengan Seguridad Social Universal, prohíban que se tengan armas bajo las almohada de las urbanizaciones, o tengan afecto hacia el transporte público. Pero, chicos, ¡es que no lo harán!

Este libro trata de por qué no lo harán, y por qué no importa.

Y así es. Webb y Herrera tienen razón. No va a haber grandes cambios que de repente transformen a los Estados Unidos en una copia de la decadente e indefensa Europa. Obama y McCain tienen más punto en común que puntos diferentes en sus programas.

Por ejemplo, aspectos de Obama que sorprenderán los socialdemócratas europeos, y en general, por lo que leo y escucho, a un porcentaje muy alto de periodistas españoles. Y que seguro que Lucía Méndez no ha podido entender esto de la lectura de sus libros. El Senador Barack Obama está a favor del derecho a llevar armas, de la pena de muerte, defiende el incremento en el gasto de defensa, propone «reducciones de impuestos» (en realidad devoluciones, y la mayoría a gente que ya no paga impuestos) y su propuesta de Seguro Médico no es universal (solamente era universal la de la Senadora Clinton).

Y aspectos de McCain que también chocarán a los mismos. El Senador McCain propone mayor gasto público que el Senador Obama, cree en el cambio climático y en que se deben tomar medidas para abordarlo, fomenta las energías alternativas, apoya la investigación con células madre, apoya la legalización gradual de los inmigrantes ilegales y no su expulsión, quiere cerrar de inmediato la vergüenza de Guantánamo, y cree que los conservadores religiosos son «intolerantes» (¿por qué se creen que tiene tantos enemigos en el Partido Republicano?). Y, por cierto, se ha opuesto a Bush en múltiples ocasiones en estos aspectos.

¿Dónde va haber cambios? Yo estoy convencido de que en dos aspectos: en el inmenso aumento del poder del Gobierno sobre el pueblo, además arrastrado y justificado al mismo tiempo por la intervención a causa de la Crisis Financiera (que en principio es un asunto doméstico, pero a la larga puede debilitar definitivamente la economía estadounidense), y sobre todo en política exterior, donde, como decían simpáticamente unos cuantos PUMAs, veremos a Jimmy Carter susurrarle al oído al Presidente Obama, «¡Barack, prosigue mi obra!»

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Viñeta tomada de FreeRepublic.com